jueves, 26 de agosto de 2010

Tener una rutina variada para que la práctica diaria no sea tediosa es esencial si se quiere ser un guitarrista versátil. Si sólo se practican dos o tres cosas, seguramente seremos muy buenos en ciertas áreas… pero todo lo buenos que seamos allí se compensará con nuestras falencias en lo que dejamos de ejercitar.




En esta nota intentaremos sentar las bases para aprender a crear una rutina variada y adaptada a las necesidades de cada guitarrista. De este modo, nosotros mismos iremos viendo hasta dónde podemos tocar y qué conviene practicar más para lograrlo.




Generalmente, lo que se puede ejercitar se categoriza en siete áreas:




* Técnica

* Repertorio (temas propios o versiones de temas ajenos)

* Composición

* Improvisación

* Audioperceptiva

* Teoría musical

* Lectura (partitura)


Por ejemplo, si uno desea ser un guitarrista clásico sobresaliente, no tendrá sentido practicar improvisación durante largas horas, que serán más útiles dedicadas a la lectura musical o la técnica. Repetimos: todo depende de cuáles sean nuestros objetivos, que son los que determinarán en última instancia el ordenamiento, las prioridades y la intensidad de nuestra práctica de instrumento.




A continuación, algunos ejercicios:




Ejercicio uno:

Empezamos con un ejercicio mental. ¿Qué tipo de guitarrista deseamos ser dentro de diez años? Una vez que tengamos esta imagen claramente definida en la cabeza, empezar a pensar ejercicios específicos que ayuden a que esta imagen proyectada se vaya convirtiendo lentamente en realidad. Escribir todos los ejercicios que se nos ocurran, por más pequeños o disparatados que nos parezcan a primera vista.



Ejercicio dos:




Al lado de cada ejercicio pensado en el ejemplo anterior, escribir una categoría. Por ejemplo si se escribió “debo aprender a tocar más rápido”, escribir un ejercicio de técnica a continuación. Si se piensa en un objetivo que quepa dentro de más de una categoría, escribir todas las que puedan relacionarse con él.




Ejercicio tres:




Mirando las respuestas de los dos ejercicios anteriores, priorizar las categorías que interesen más teniendo en cuenta el objetivo final. Por ejemplo, si se piensa que la técnica es lo que más debemos ejercitar, colocarle el número 1 al lado para resaltar su importancia.




A continuación, un ejemplo gráfico de cómo funcionaría esto:




Área de prioridad (1-7, siendo 1 la más alta)




Técnica 1

Repertorio 3

Composición 6

Improvisación 4

Audioperceptiva 2

Teoría musical 5

Lectura 7

Ejercicio cuatro:




Programar cuánto tiempo por día se dedicará a cada categoría. Escribirlo al lado de cada una de las categorías. Por ejemplo:




Tiempo invertido diariamente en cada área




Técnica 1 3 horas

Repertorio 3 1 ½ horas

Composición 6 45 minutos

Improvisación 4 1 hora

Audioperceptiva 2 2 horas

Teoría musical 5 45 minutos

Lectura 7 30 minutos




El próximo paso es pensar en un ejercicio específico para cada área. Y escribirlo, por supuesto.




Una manera de expresarlo sería de este modo:




Técnica: 10 minutos por día dedicados a ejercicios con púa alternada. Empezar con velocidades no superiores a las 80 negras por minuto e ir incrementando de a 4 por día. No buscar la velocidad por la velocidad misma: practicar hasta el punto donde cada nota pueda distinguirse perfectamente.




Audioperceptiva: 10 minutos por día serán utilizados en practicar ejercicios de audioperceptiva sobre la pentatónica de LA mayor.




La idea es tener por lo menos un ejercicio específico por área para poder empezar. Si se tiene mucho tiempo para practicar (más de tres horas por día), se tendrá que pensar en más de un ejercicio por área para no aburrirse. Este método sirve y vale la pena probarlo. Y no para quedarse en el mero método, sino para irlo enriqueciendo y agregándole variantes. Los resultados no tardarán en llegar.

No hay comentarios: